domingo, 25 de septiembre de 2022

 

¿Qué es un coordinador de bienestar y cómo ayuda a los niños y adolescentes en el cole?


El nuevo rol que se incorpora este curso en los centros escolares es el de prevenir y detectar situaciones de acoso y violencia, además de comunicarse con alumnos y familias ante posibles casos.


El nuevo curso ha comenzado en la mayoría de las comunidades autónomas y con él se da la bienvenida a una nueva figura que se incorpora a los centros escolares: el coordinador de Bienestar y Protección (CBP). Se trata de un nuevo puesto, creado a merced a la Ley de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, cuyas funciones son, según Ana Cobos, presidenta de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación en España (COPOE), “proporcionar al alumnado bienestar emocional, estar al tanto de las crisis, actuar en programas de prevención y estar al lado de los alumnos en situaciones que puedan alterar su salud física, mental y social”.

Es decir, tratar de poner fin a situaciones que afectan a los menores y que preocupan a todos. Por ejemplo, el bullying. Datos facilitados por la Unesco en 2020 justifican esta preocupación: uno de cada tres estudiantes es víctima de acoso. En todo el mundo, el 32% de los alumnos de entre 11 y 15 años de edad ha sido víctima de acoso escolar por parte de sus compañeros. Por su parte, la ONG Bullying Sin Fronteras refería hace apenas unos meses 11.229 casos graves de bullying entre enero de 2021 y febrero de 2022 en los centros escolares españoles.


Una figura necesaria contra el acoso y la violencia

Ramiro A. Ortegón Delgadillo, presidente de la Plataforma PDA Bullying y director del Máster Acoso Escolar UNIR, señala otros asuntos a los que el coordinador de Bienestar y Protección debe prestar especial atención. Por un lado, el tema de abusos sexuales: “En España, uno de cada cinco niños/as es situado en rol de víctima en casos de abuso sexual infantil”, concreta. Por otro lado, la violencia entre parejas de adolescentes: “Existe mayor prevalencia en esta etapa vital”.

Ante estos datos, Ortegón está convencido de que esta figura era necesaria: “Del bienestar individual debemos ocuparnos las familias. Pero en los centros existe un ente que los padres y madres no tenemos en nuestro hogar, eso llamado grupo. Los docentes son los encargados de que los niños y adolescentes se relacionen desde y hacia el bienestar o la convivencia cuando están dentro del grupo. Tema aún más complicado cuando hoy las fronteras del grupo se diluyen más allá del aula gracias a las posibilidades que nos da internet.


Mayor prevención y detección de casos

El director del Máster Acoso Escolar UNIR asegura que a partir de este curso y, sobre todo a medio plazo, empezará a dar frutos el trabajo de esta nueva figura. Y lo hará tanto en materia de prevención como de detección. “Se debe notar en un mayor número de acciones preventivas, coordinadas entre sí y con un sentido estratégico hacia una vida más sana. También en mayor detección de situaciones de riesgo, no porque haya más, sino porque antes no las veíamos, ya que no estábamos presentes. Tiene que notarse también en un mejor diseño de la respuesta ante los casos detectados, profesionales especializados implica profesionales mejor formados/as”, sostiene.

En ese sentido, Ana Cobos hubiera apostado por “reforzar el departamento de orientación mejor que crear una nueva figura”. En efecto, será un maestro o profesor quien se encargue de coordinar el bienestar de los menores. La orientadora opina que es un trabajo para el que “la formación adecuada es la psicopedagogía. Lo adecuado hubiera sido reforzar la ratio de los departamentos de Orientación para que fuera este el encargado de esta labor”.


Mejor comunicación con alumnos y familias

En cualquier caso, supondrá, al menos en teoría, la mejora de la comunicación del alumnado con el centro ante casos de acoso. “El coordinador de Bienestar y Protección se encargará de coordinar equipos de niños y niñas y de jóvenes que ayuden a mejorar la convivencia, detectando posibles casos. Pero también será la persona a quien acudir cuando haya una alerta; alguien que sepa verdaderamente qué hacer y qué decir al alumno cuando existe un problema. Para mí ese es uno de los verdaderos cambios o mejoras”.

En cuanto a las familias, estas también notarán su existencia. “La respuesta que debemos dar como padres a cualquier indicio de violencia o maltrato debe ser la comunicación al centro a través del CBP, pero permíteme que no acabemos hablando únicamente de la figura. También es importante nuestro papel dentro de la familia, sin importar el rol en el que se sitúe nuestro hijo. Al final, cuando hay violencia, hay dolor más o menos consciente”.


Primaria y Secundaria

La figura del CBP estará presente en todos los centros en los que haya menores, es decir, escuelas de Primaria y de Secundaria. Una buena opción ya que aunque en la adolescencia es el momento en el que más conflictos afloran estos se han ido gestando en la infancia. “La labor de prevención en Infantil y Primaria es imprescindible para disponer de una buena salud mental a lo largo de la vida. Son años en los que se sientan las bases del futuro emocional. Además, los niños y niñas son como esponjas, como tallos tiernos, muchísimo más fáciles de moldear para el aprendizaje. Incluso la plasticidad del cerebro en esas etapas es mayor”, afirma Ana Cobos.